Historia del municipio

Bifaz encontrado en Los Tomillares
Desde los orígenes del ser humano numerosos pueblos han habitado en el entorno geográfico que actualmente ocupa el municipio de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias. Los vestigios más antiguos de poblamiento humano en la cuenca alta del Jarama se remontan al Paleolítico Inferior, como así evidencian los diversos yacimientos arqueológicos asociados a industria lítica achelense encontrados en torno a sus dos afluentes principales: el río Lozoya y el arroyo de San Vicente. De esta época data el resto más antiguo del municipio de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, un bifaz que se descubrió de manera aislada en la zona de Los Tomillares.
La ocupación de esta zona durante etapas más recientes de la Prehistoria también queda atestiguada por la presencia de arte rupestre. Entre los hallazgos cabe destacar las pinturas rupestres del Abrigo de la Dehesa o Las Roturas (Buitrago de Lozoya), con tres conjuntos o paneles y al menos 19 motivos de estilo esquemático y abstracto. Además, nos encontramos en Sieteiglesias con dos conjuntos de grabados rupestres denominados cazoletas, uno en las inmediaciones del puente medieval y otro junto a la iglesia. Las cazoletas son motivos geométricos consistentes en pequeños huecos hechos en la roca.
Entre los restos de época romana destaca, en este municipio, el denominado puente romano, construido sobre el arroyo Jóbalo, se localiza en el límite sureste del término de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, en su linde con El Berrueco. Se trata de un puente de un solo ojo formado por bóveda de cañón de sillería. La bóveda está compuesta por dovelas de granito, mientras que el resto de la estructura está realizada mediante mampostería con mortero de cal, presentando diversidad tanto en su labra como en su tamaño.
Es muy posible que existiera un puente en época romana debido a la existencia de una serie de sillares que presentan pequeños huecos en la zona del arranque sur del arco del puente. Estos huecos eran realizados en los bloques de piedra para la utilización de grúas. Sin embargo, estos sillares se encuentran dispuestos en situación y lugar distinto al de origen, por lo que debieron ser reutilizadas como material constructivo en época posterior.
En este sentido, lo más probable es que los restos constructivos conservados sean de origen medieval, presentando diversas reparaciones y/o modificaciones realizadas con posterioridad. Entre estas remodelaciones estaría, por ejemplo, el ensanchamiento de la embocadura hacia su lado septentrional, camino a Lozoyuela, que estaría motivada por la por la intensa densidad del tránsito con la que contaría el puente, sobre todo entre los siglos XVI y XVII, pudiendo haber existido incluso algún tipo de control o impuesto. Existen fuentes que evidencian la existencia de una vía de época romana, que partiendo desde Complutum, podría pasar por esta zona en su camino hacia el norte.

Puente Romano de Sieteiglesias.
Ya de época tardoantigua, nos encontramos uno de los testimonios más antiguos e importantes de asentamiento humano en el municipio, la Necrópolis de Sieteiglesias. Esta necrópolis se sitúa en lo alto del Berrocal de la Iglesia, junto a la Iglesia de San Pedro Apóstol, datada en el siglo XVII, sobre un conjunto de afloramientos graníticos en la zona norte y este de la misma.
El yacimiento está compuesto por un conjunto de tumbas excavadas en roca que se distribuyen en agrupaciones de sepulturas. Su importancia radica en la amplia tipología existente, así como en la cantidad de enterramientos documentada, que se aproxima al centenar. Las sepulturas presentan una morfología variada, existiendo dos tipos fundamentales: sepulturas de fosa simple excavadas en roca (algunas de ellas antropomorfas) y tumbas de cista construidas con lajas de piedra. Esta tipología se puede relacionar con costumbres de comunidades cristianas.

Necrópolis de Sieteiglesias.

Tumba de lajas. Necrópolis de Sieteiglesias.
Aunque no existe una cronología precisa, las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo datarían la fase de enterramientos más antigua en torno al siglo VIII-IX, debido a cierto material cerámico que podría corresponder a época tardo visigótica. Sin embargo, el conjunto de los sepulcros abarcaría también una amplia cronología durante la Alta Edad Media (siglos XII-XIV), aunque posteriores investigaciones podrán determinar una cronología más precisa.
En relación a la Iglesia de San Pedro Apóstol, no parece existir relación entre ésta y los enterramientos, pues existe un desfase cronológico entre ambas. La presencia de estas tumbas se relacionaría con los primeros pobladores de la zona, posiblemente de origen cristiano.
Tras la rápida expansión musulmana desde el sur peninsular en el siglo VIII, y desarticulado el Reino Visigodo de Toledo, gran parte de la península ibérica pasaría a formar parte de Al-Andalus, la provincia hispana del Islam. En esta época la Sierra Norte de Madrid estaría bajo el control de los árabes, formando parte de la denominada Marca Media, frontera variable entre el Islam y los reinos cristianos, como evidencian las diversas atalayas islámicas que encontramos en la zona.
En el siglo X, Abd al-Rahman III, tras sofocar las revueltas secesionistas, rompió los lazos que unían Al-Andalus con Oriente. Una vez restaurada la autoridad cordobesa se hizo cargo del problema de inseguridad en las fronteras, con mayores efectivos militares y una serie de campañas sobre los reinos de León y Pamplona. Sin duda, la vida e historia de esta zona ha estado frecuentemente condicionada por el camino que cruza el puerto de Somosierra, de gran importancia estratégica como uno de los pasos que sortea el Sistema Central, ya fuese en momentos de paz como vía de comunicación con carácter comercial, o bien como objetivo militar debido a su situación en una de las vías de comunicación entre las dos mesetas, constituyendo la frontera natural entre ambas. Sin embargo, debido a su carácter de frontera durante esta época, esta zona fue un territorio fuera del control directo del poder central andalusí durante la Alta Edad Media, organizándose en torno a ciertos núcleos en alto que jerarquizaban el espacio para un uso ganadero.
El avance de los reinos cristianos entre los siglos XI y XIII, se ejecutó en varias oleadas y no fue un proceso lineal. Tuvo un desarrollo largo y complejo, con avances y retrocesos, guerras internas y alianzas con los musulmanes y se debió fundamentalmente a dos hechos:
- La desaparición del Califato de Córdoba y la aparición de los reinos de Taifas.
- La consolidación de León y de Castilla a partir del Reinado de Alfonso VI quien, tras la ocupación del reino de Toledo (1085), expandió su dominio a la zona sur del Sistema Central y sometió a tributo a buena parte de los reinos de Taifas. El avance de la conquista significaba la ocupación de nuevos territorios, lo que obligó a la Repoblación, es decir, a la instalación de nuevos pobladores en las zonas conquistadas. Este proceso fue favorecido con la concesión de Privilegios y Fueros*.
*Fuero: documento por el que el Rey o el señor reconocía una serie de derechos y privilegios a los habitantes de un territorio o ciudad sobre el que tenía jurisdicción.
Las tropas de los Concejos* de Segovia y Ávila participaron en la lucha contra los musulmanes y obtuvieron nuevos territorios al sur de la sierra de Guadarrama, fundándose nuevos concejos, primero alrededor de Sepúlveda (Fuero de Sepúlveda) y luego de Buitrago.
*Concejos: reuniones o asambleas de vecinos de las poblaciones en época medieval en las que se tomaban decisiones económicas y administrativas relativas al gobierno de las mismas.
El privilegio de repoblación de Buitrago y el título de Villa se lo concede Alfonso VI en 1096, favoreciendo la ocupación de la comarca, basada en una actividad principalmente ganadera (pastores provenientes principalmente de Segovia). Las diferentes aldeas que van surgiendo se integran en la jurisdicción de la denominada “Comunidad de Villa y Tierras de Buitrago”, una mancomunidad regida por ordenanzas comunes que regulan las actividades económicas, fundamentalmente la ganadera, y la vida cotidiana.
Se dividía para su administración en varios sectores o cuartos, sumando en total treinta poblaciones. En el llamado Cuarto de Garganta se incluían las poblaciones de Garganta de los Montes, Mangirón, Navas de Buitrago, La Cabrera, Lozoyuela y Sieteiglesias.

Ilustración que representa de los trabajos de la Mesta. Pastor con sus ovejas comerciando con lana.
Un hecho histórico de gran importancia que afectará directamente a los pueblos de la comarca es la creación de la Mesta por Alfonso X en 1273, que contribuyó decisivamente a su desarrollo. Esta asociación de pastores y ganaderos de León y Castilla contó con importantes concesiones y prerrogativas reales que no podían subordinarse a las ordenanzas de villa y tierra de los señoríos e incluían el derecho de pastoreo, siempre regulado por una política fiscal muy bien definida y compartida entre el poder real y los señores de la tierra.
Otro hito importante y que da fe de su situación privilegiada es la concesión otorgada en 1304 por el rey Fernando IV para la celebración de una feria de ganado anual de cuya importancia da fe el hecho de que fuese frecuentada por gentes venidas desde toda la geografía peninsular e incluso de otros reinos. Dicha feria podría estar asociada al actual despoblado de Relaños, muy cerca del Portachuelo Viejo, en el actual término de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias.
En el siglo XIV se consolidará en Buitrago el régimen señorial, con la concesión del Rey Enrique II de las villas de Hita y Buitrago a Pedro González de Mendoza, miembro de una familia alavesa que había ido ganando importancia dentro de la corte castellana. Desde estos momentos, la historia del Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias caminará de la mano de los Mendoza hasta bien entrado el S.XIX, cuando en 1833 desaparece el Régimen Señorial, bajo el reinado de Isabel II.

Retrato de Iñigo López de Mendoza
La familia Mendoza fue una de las más importantes e influyentes durante la Edad Media. Tras la obtención del título de Marqués de Santillana, y posteriormente de Duque del Infantado, los Mendoza se convertirían en una de las familias más influyentes en el ámbito político y religioso. Además, fueron también un referente en el ámbito cultural, sobre todo en el arte flamenco y la poesía (Serranillas del Marqués de Santillana).
Este territorio contaba con una delimitación bien definida y un ordenamiento jurídico propio, que contemplaba también la política fiscal o tributaria en beneficio del señor. Las alcabalas eran el ingreso más importante de los impuestos señoriales, cuyos pagos podían realizarse en monedas o especies, como cereales, lino, gallinas, etc. También debían satisfacer los famosos diezmos y primicias de la cosecha a la Iglesia, administrados por el arzobispado de Toledo.
En esta época, esta zona se consolidaría económicamente debido a su carácter ganadero, favorecida por el poder político, económico, religioso y cultural de la familia Mendoza y por la consolidación de la Mesta. La cabaña de ovejas merinas de la «Tierra de Buitrago» era considerada una de las más importantes de España, siendo su lana una de las más reputadas.
Nos encontramos con un periodo de auge económico, como así constata el legado arquitectónico del municipio. En torno al siglo XVII se produjo la edificación o ampliación de las iglesias y ermitas que actualmente se conservan en Lozoyuela, Navas y Sieteiglesias.
Hasta el siglo XVIII, Sieteiglesias se había llevado la mejor parte, al estar literalmente al pie del camino histórico que une las dos mesetas y muy cerca del entronque con la Real Cañada Segoviana. Sin embargo, a partir de la llegada de los Borbones, Carlos III implanta el sistema radial de caminos, y hace que Lozoyuela, situada en plena carretera de Madrid a Francia se consolide como una próspera población, no sólo ganadera sino de servicios, gracias a la gran cantidad de viajeros que transitaría esta principal vía de comunicación.
A mediados del siglo XVIII disponemos de una gran fuente documental, el Catastro de Ensenada, que nos aporta gran cantidad de datos socioeconómicos sobre los tres pueblos que conforman el municipio. Sin embargo, debemos tratar esta fuente con extrema cautela, ya que su finalidad recaudatoria permitiría suponer que hubo diversas ocultaciones por parte de los contribuyentes. Gracias a este catastro queda atestiguado el gran componente agropecuario de este municipio, hasta el punto de disponer ya de un molino en el río Jóbalo, si bien es cierto que no podemos constatar que sea la misma estructura que actualmente se encuentra en ruinas en Sieteiglesias y que tanta importancia tuvo durante el siglo XX. También menciona la existencia de un herrero en Lozoyuela, o la dependencia de los tres pueblos del médico de Buitrago. Otro dato interesante es que Lozoyuela contaba con un cirujano, si bien los cirujanos barberos de estos momentos no disponían del nivel social ni académico de los médicos, dedicándose a patologías menores como heridas, dientes, fracturas, hernias, úlceras, sangrías, cataratas, etc.
Los albores del siglo XIX trajeron consigo una gran inestabilidad a la vida de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias. Debido a su cercanía a la carretera de Francia, la Guerra de la Independencia tendría especiales consecuencias en estas poblaciones, que sufrirían un fuerte retroceso respecto al crecimiento económico y el periodo de estabilidad que habían vivido hasta estos momentos.
Cabe destacar la siguiente descripción sobre la dura batalla de Somosierra que acabó ganando el ejército francés gracias al arrojo de la caballería polaca y a la equivocada posición de la artillería española:
“El desvalijo de Lozoyuela comenzó el 1 de Agosto de 1808, con la entrada de patrullas del ejército francés que confiscaron dinero, carros y agua y en esa jornada amenazaron de muerte al párroco, para que accediera a abrir la Iglesia. El día 2 unos ochenta soldados y oficiales de los mismos, empezaron a disparar a los vecinos de la villa y procedieron a controlar la población y mataron 1.500 aves de corral y algunos cerdos que cocinaron, en su huida se llevaron 14 caballos y reses vacunas y destrozaron el archivo municipal y crearon desperfectos en el ayuntamiento. En la iglesia acuchillaron toda representación religiosa, fracturando el altar y despedazando el fichero de la parroquia y usándola como establo de sus corceles. (Fuente: Eduardo Andradas)
A lo largo del siglo XIX, la estructura socio-económica sufrirá una transformación, debido a la desaparición del Régimen Señorial, del Honrado Concejo de la Mesta y al proceso desamortizador, que supuso la subasta de propiedades pertenecientes a la Iglesia y a los municipios para financiar las deudas del Estado e irán a parar a manos de unos pocos especuladores, que acabarán arrendando a los vecinos con rentas más altas que las que pagaban a sus antiguos propietarios. Estas políticas tuvieron consecuencias nefastas para estas tierras porque supusieron la pérdida de propiedades administradas por el municipio, la decadencia de la ganadería trashumante y del negocio de la lana, que había sido la principal fuente de riqueza y la ruptura de sus lazos históricos con Guadalajara (la nueva demarcación provincial de 1833 sitúa a la comarca dentro de los límites de Madrid).
Los habitantes de la Sierra Norte de Madrid tardaron muchos años en reponerse del cambio de régimen y de la ruptura de sus costumbres y tradiciones que dará paso a la organización social tal como hoy la conocemos.
A finales de este siglo, la minería empieza a cobrar importancia en la localidad con la explotación de las minas de cobre por la sociedad británica Caridad Cooper Mining Company. Son concretamente las denominadas Caridad, Descuido y San Antonio, situadas en el sector suroccidental del término, entre el Reajo y la Loma de Mata Águila. Posteriormente apareció también alguna veta de wolframio.
En el siglo XX el hecho más destacado que modificará las vidas de las gentes de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias es el estallido de la Guerra Civil Española. Aunque este municipio se encontraba en la retaguardia, su proximidad al frente se hará notar en gran medida, hasta el punto de sufrir bombardeos puntuales por parte del ejército sublevado. De este periodo contamos con un patrimonio histórico que merece la pena poner en valor. No solo se estableció el centro de mando en Lozoyuela, sino que también se utilizó la zona de Los Tomillares como aeródromo. Pero los restos arqueológicos más significativos de este periodo son las trincheras, nidos de ametralladoras y el fortín que se establecieron en el Portachuelo. Toda una serie de estructuras en las que se asentaron las tropas del Gobierno republicano, las cuales incidieron en gran medida en la vida del pueblo. La Iglesia de San Nicolás de Bari es un claro ejemplo de las huellas que dejó el ejército republicano, ya que fue convertida en cine, o el caso de la Iglesia de la Invención de la Cruz, en Las Navas de Buitrago, que se utilizó como taller de camiones.
Durante el Franquismo Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias fue testigo de la construcción de la línea de ferrocarril Madrid-Burgos, que fue realizado por presos de la guerra, aunque también participaron civiles, entre los que se encuentran vecinos de esta localidad. Esta ingente obra supuso una enorme labor de cantería, y tenemos la suerte de contar en este municipio, no solo con los testimonios de vecinos que estuvieron allí realizando labores de abastecimiento, o cuyos familiares trabajaron en esta obra, sino también con uno de los encargados de la vigilancia de los presos que finalmente se asentó en el municipio. Aunque actualmente esta línea no tiene servicio y no se ha producido su electrificación, contamos con vestigios de esta enorme empresa, como son los túneles hacia Somosierra y Valdemanco, o las ruinas de la estación de Lozoyuela, pero también los restos del pabellón de presos, alojamientos de los guardias, torres de vigilancia, e incluso viviendas que en momentos posteriores se realizaron para que viniesen los familiares de los presos. Estas viviendas son un caso muy particular para tratarse de un centro de trabajo penitenciario durante la postguerra, y según los testimonios recogidos fueron promovidas por un guardia, vecino del municipio, para evitar que los presos se fugasen.
* El proyecto del ferrocarril Madrid-Burgos databa del siglo XIX, pero las obras no comenzaron hasta 1932. Según otras fuentes, las obras comenzaron en 1926, durante la dictadura de Primo de Rivera (Plan Guadalhorce de ferrocarriles de urgente construcción) y fueron inauguradas el 4 de julio de 1968 por Francisco Franco.
Durante el primer tercio del siglo XX, se registra un importante incremento de población, motivada por una mayor atención sanitaria y educativa que poco a poco va llegando al medio rural y en general, porque la economía española se vio favorecida por la neutralidad del gobierno en la Primera Guerra Mundial.
La población prosiguió su crecimiento hasta 1950, a pesar de los graves acontecimientos de la Guerra Civil, para luego sufrir un brusco descenso provocado por la falta de trabajo en el medio rural que dará lugar al gran éxodo rural hacia la capital, Madrid, que empezaba a proporcionar muchos puestos de trabajo en la industria y los servicios como consecuencia del Plan de Estabilización de 1957.
Hoy en día Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias es un municipio que va superando la crisis económica y social que tan duramente ha afectado a la Sierra Norte de Madrid desde mediados del siglo XX y su futuro está en la consecución de unos retos basados en:
- Una gestión adecuada de los recursos naturales y culturales de los que dispone, para llevar a cabo un turismo sostenible; creación de una marca de calidad en alojamientos y restaurantes de la Sierra Norte.
- La creación de infraestructuras y acciones que fomenten el crecimiento empresarial y nuevas oportunidades de negocio.
- La mejora de infraestructuras de comunicación.
- La innovación tecnológica.
- La optimización de las infraestructuras ganaderas y fomento de razas autóctonas; impulsar métodos de producción agraria compatibles con el medio natural; la puesta en marcha de redes de colaboración empresarial; formación y capacitación de profesionales del sector; apertura a nuevos mercados y desarrollo de nuevas formas de producción (ecológica…)
- Creación y modernización de establecimientos comerciales; oferta de productos tradicionales; fomentar la utilización de las nuevas técnicas comerciales, del asociacionismo y la cooperación empresarial; organización de ferias y mercadillos tradicionales; el fomento de la actividad artesana ya existente
- Promoción del uso de energías alternativas.